Y después del capital riesgo, ¿qué?
“Five years”, como en la canción de Bowie, eso es lo que ha durado nuestra aventura con el capital riesgo en B-kin. Es el plazo de libro, al que hay que sumar los dos años previos de buscar y buscar posibles inversores, mientras se engordaba y repeinaba el business plan sin descanso. Era justo antes de que llegase por aquí la moda de los concursos de emprendedores en formato televisivo, y todavía era posible en algunos casos tener una reunión de una hora para contrastar tus experiencias y ambiciones con las experiencias y ambiciones del inversor profesional. Lo normal en un contexto de escasez de oferta y demanda.
Y un grupo de valientes nos lanzamos al proyecto. Todos valientes, promotores e inversores externos, aunque se aplique la clásica diferencia entre el cerdo y la gallina en el compromiso que cada uno tiene con un plato de huevos con jamón.
Pasado el tiempo de permanencia reglamentario de los cinco años, antes del verano pasado acordamos entre todos dar por finalizada la colaboración entre promotores e inversores, recomprando los primeros las participaciones de los segundos. “For an undisclosed amount”, como se suele decir en estos casos con cierto rubor. Esto es, por una suma ridícula, que oficializa el fracaso de todos en el proyecto. Un fracaso sin paliativos, completo, redondo, multilateral, de manual, casi perfecto. Un sueño para los románticos del capital riesgo en las pequeñas empresas tecnológicas, entendido como proceso de aprendizaje y maduración, individual y colectiva.
¿Y ahora qué? Para empezar seguir haciendo lo que venimos haciendo en los últimos años. Innovación anaeróbica, le podríamos llamar. Innovar en producto y en acceso al mercado en ausencia de oxígeno, casi en estado de asfixia, simplemente porque no lo puedes evitar y porque sigue siendo la mejor apuesta para sentar las bases del crecimiento. Improbable, como toda apuesta. ¿Financiación? Hay que echarle mucha imaginación. Pero no descartes nada. Hace muchos años leí en algún sitio que decía Borges que decía su padre que el mundo es un lugar tan extraño, que lo mismo hasta el Espíritu Santo existe. No lo descartes del todo. Seguimos trabajando.
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julio 27, 2014 a las 10:38 pmEl sufrimiento del emprendedor » Gananzia